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miércoles, 5 de marzo de 2014

Asombro


John y Marie
John se quedó solo en aquel jardín, todavía repasando cuidadosamente los últimos momentos de pasión que vivió con Cynthia, solo hasta que a la figura enfadosa de Marie penetró en aquel lugar riéndose de él. Y por tanto sacándole de quicio.
-¿No ha sido tu noche de suerte no es así Johnny?
John dejó caer con cierto enojo el cigarro que sostenía en la mano, todavía sentía el mal sabor de boca que le dejó Cynthia al confundirlo con Stu, como para soportar a la guacamaya llorona de Marie.
-No tengo ganas para soportarte querida.
Sin embargo Marie dejó de ser venenosa, se acercó cotoneando seductoramente las caderas y desabotonando un par de botones.
-¿Qué puedes verle John? ¿Qué tengo yo que no tenga ella?
John miró a Marie de arriba abajo, examinándole lo mas que le permitieron sus ojos, hasta que cayó en la idea de que, desde el momento en que se le metió entre ceja y ceja acostarse con Cynthia, ella pasó a estar en un segundo plano a John ya no le importaba en absoluto y para ser franco consigo mismo, se cansaba de repetirle tantas veces lo mismo y sin obtener el resultado que él esperaba.
-Nos vemos luego Marie.
John cogió la botella nueva de sidra que estaba abandonada a su izquierda con la intención de salir por una vez de aquel jardín, en donde todavía le aprecia oler el tenue perfume de Cynthia.
Y lo hubiera conseguido de no ser porque Marie se interpuso entre la puerta y él.
-Está bien Marie.-John se llevó la mano derecha al cabello  despeinándose aquel alborotado look estilo teddy boy.-Te diré porque prefiero tanto a Cynthia antes que a ti. Cuestión número uno, ella no es tan zorra como tú  y la cuestión número dos es que tiene mejores curvas que tu, lo acabé de comprobar.
-Bien que te gustó meterte con esta zorra.-Escupió Marie visiblemente ofendida, John por su parte se hizo el desentendido.-A parte pierdes tu tiempo con ella.
-¿No te cansarás de decirme lo mismo? Aburres nena.
-¿Aburro porque te digo la verdad y te duele cierto?
John echó un poco de aire por la boca, Marie estaba sacándole de sus casillas.
-Vete al diablo zorra.
John se largó del jardín dejando a una Marie nuevamente enojada, primero le humillaba en la mañana y después en la noche, cuando solo quería advertirle que intentar encamarse con Cynthia sería cosa difícil..
®®®®
John y Stuart
John llegó hasta donde sus compañeros con excepción de Paul, este al percatarse de la ausencia de Cynthia en la fiesta se dedicó a buscarla, solo que no supo por donde buscar. Dejó la botella de sidra a un lado de la batería mientras se dedicaba a fumarse el último cigarrillo que le quedaba. Stu, que estaba entretenido mirando junto con Pete hacia un grupo de chicas que tenían pinta de ser extranjeras miraba con el rabillo del ojo a John.
Ya no se veía tan contento como antas, pareciese como si se le hubiese bajado la pila por completo. Dejó a Pete y a George solos acercándose a su amigo.
-¿Le has buscado verdad?
John seguía callado, por un momento quiso echarse encima de Stuart y golpearlo hasta cansarse, pero poniéndose a pensar mejor las cosas, el pobre Stuart no tenía la culpa de gustarle a la Powell más que él.
-Creo que nos ha salido todo mal el trabajo Stu.-John se paró del escenario de madera yéndose hacia un árbol, Stuart le siguió un poco trastornado, no sabía ciertamente a que se refería.-Powell no piensa en Paul mucho menos en mi, a ella le gusta otra persona.
Stuart se empezaba a interesar un poco más en el tema. Si bien Paul y él no llevaban buena relación desde que John decidió meterlo al grupo como bajista. Sin embargo Stuart se empecinó en ayudar a John para que este sedujera a Cynthia  por el simple hecho de ver al presumido de McCartney jodido.
-¿Y ahora que pasó?
John todavía sentía dolido su orgullo varonil aunque él no quisiera tendría que omitir todos los detalles de lo que sucedió minutos antes en uno de los jardines de la casa Powell.
-Si no quieres contármelo está bien tomate tú tiempo.
Y no pensaba contárselo, quería guardarse para sí mismo lo que sucedió en el jardín, sin embargo un pensamiento cruzó por su mente ¿Qué pensaría Stu, acerca de que los gustos de la educadita Powell se inclinaban más hacia el que en John y Paul? No lo sabía, mas sin embargo haría la prueba, nunca estaba de más el probar.
-Stu.-John se recargó en el troncó de un roble, al tiempo que con los dientes descorchaba la botella de sidra que les quedaba, sirviendo una copa a Stuart.-Creo que si voy a contártelo, pero te recomendaría que tomases asiento, quizás la noticia no te caiga demasiado bien que digamos.
Stuart le hizo caso solo por seguirle la corriente, dejó su bajo en el estrado de madera que se colocó para ellos y se sentó en el césped con las piernas flexionadas hacia los lados.
-Ya estoy sentado ¿Qué es eso tan importante que querías decirme?
John tomó aire, aguantó al mismo tiempo las ganas de reírse porque estaba seguro de que la cara que Stuart pusiese, sería un poema digna de los retratos que solía hacer.
-Me llevé a Cynthia a uno de los jardines.
-Entonces eso puede que sea un avance.-Stuart se rascó la nunca al tiempo que fruncía el ceño ¿Solo para eso le pidió sentarse? Entonces que infantil.
-Pero no es todo.-Continuó John tomando después un trago de sidra para dejarlo salir de entre los dientes.-Pasó algo raro, es decir me dejó hacer cosas.
Stuart arqueó una ceja, ¡Vaya eso si que era noticias agradables! Mientras el romanticón de McCartney se desgastaba en detallitos cursis, John iba a la segura muy buena delantera, demasiado buena.
-¿Entonces?
John previno que esta sería su parte favorita del relato, entonces tomó aire.
-Tiene unas curvas mejores que las de Bridgitte Bardot.-Mientras le relataba lo de las curvas,  John dibujaba al aire una silueta delgada.-No sabes que sorpresas puede guardar la educadita de bajo de los vestiditos de seda fina que usa todo el tiempo.
-Deben ser buenas entonces, dado a que estás bastante…Emocionado Johnny, ¿Tan buena está?
-Buenísima, puedo decirte que es mejor que las putas que nos hemos tirado entre las dos: la manera en que besa, a veces sientes que te asfixia pero al tiempo lo disfrutas, se enreda los dedos en tu cabello de principio te jala y como es normal te duele, pero como dije siempre disfrutas, Cynthia es una caja de sorpresa Stuart. Estuve a nada de hincarle el diente para olvidarme de una vez por todas.-Prosiguió  John luego de hacer una breve pausa, cuando recordaba todo lo vivido con Cynthia minutos antes, se le erizaba la piel.-Del plan que tenemos todo  hubiese salido perfecto, de no haber nombrado a alguien más.
Stuart entonces se llevó las manos al rostro, eso quería decir que el cabron de Paul había logrado hacerse con la Powell ¡Mierda!
-No, te diije que no es Paul.-Espetó John ya visiblemente molesto.-Pero tampoco soy yo.
-¿Entonces quien cojones es?
John entonces miró penetrantemente a Stuart, como queriéndole decir con la mirada la respuesta que su amigo, tanto pedía. Tambien no hubo necesidad de hablar pues con el simple hecho de que John le mirase, Stuart comprendió quien era el dueño de los pensamientos de Cynthia, a tal grado que se quedó boquiabierto y sintiéndose terriblemente mal por John.
-No.-Ahora ya no se encontraba sentado, sino de pie y caminando de un lado a otro, tratando de llegar a un arreglo.-¡No puedo ser yo!
-¿Y que esperabas?-Cuestionó John igual de tranquilo como antes, al tiempo que hacía un esfuerzo sobre humano para no reírse de Stuart.-¿Qué le callase la boca o que me metiera dentro de sus pensamientos para hacerle cambiar de parecer? Pero vamos hombre no estoy enojado, tu no tienes la culpa solo que las cosas no nos salieron como las planeamos eso es todo.
Era una de las tantas veces en las que John se sinceraba con su amigo, y era verdad, todo lo que le dijo fue absoluta verdad pues ni Stuart ni él tenían la culpa de la mala jugada que le hizo Powell, si esta vez Cynthia le ganó una batalla, sin embargo John estaba seguro de que no le ganaría la guerra; cambiaría de tácticas, sería un poco mas cursi aunque tuviese que copiar poemas y pegárselos de bajo de la butaca, no importaba el caso era que Cynthia sería primeramente suya y de nadie más.


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