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miércoles, 5 de marzo de 2014

Asombro


John y Marie
John se quedó solo en aquel jardín, todavía repasando cuidadosamente los últimos momentos de pasión que vivió con Cynthia, solo hasta que a la figura enfadosa de Marie penetró en aquel lugar riéndose de él. Y por tanto sacándole de quicio.
-¿No ha sido tu noche de suerte no es así Johnny?
John dejó caer con cierto enojo el cigarro que sostenía en la mano, todavía sentía el mal sabor de boca que le dejó Cynthia al confundirlo con Stu, como para soportar a la guacamaya llorona de Marie.
-No tengo ganas para soportarte querida.
Sin embargo Marie dejó de ser venenosa, se acercó cotoneando seductoramente las caderas y desabotonando un par de botones.
-¿Qué puedes verle John? ¿Qué tengo yo que no tenga ella?
John miró a Marie de arriba abajo, examinándole lo mas que le permitieron sus ojos, hasta que cayó en la idea de que, desde el momento en que se le metió entre ceja y ceja acostarse con Cynthia, ella pasó a estar en un segundo plano a John ya no le importaba en absoluto y para ser franco consigo mismo, se cansaba de repetirle tantas veces lo mismo y sin obtener el resultado que él esperaba.
-Nos vemos luego Marie.
John cogió la botella nueva de sidra que estaba abandonada a su izquierda con la intención de salir por una vez de aquel jardín, en donde todavía le aprecia oler el tenue perfume de Cynthia.
Y lo hubiera conseguido de no ser porque Marie se interpuso entre la puerta y él.
-Está bien Marie.-John se llevó la mano derecha al cabello  despeinándose aquel alborotado look estilo teddy boy.-Te diré porque prefiero tanto a Cynthia antes que a ti. Cuestión número uno, ella no es tan zorra como tú  y la cuestión número dos es que tiene mejores curvas que tu, lo acabé de comprobar.
-Bien que te gustó meterte con esta zorra.-Escupió Marie visiblemente ofendida, John por su parte se hizo el desentendido.-A parte pierdes tu tiempo con ella.
-¿No te cansarás de decirme lo mismo? Aburres nena.
-¿Aburro porque te digo la verdad y te duele cierto?
John echó un poco de aire por la boca, Marie estaba sacándole de sus casillas.
-Vete al diablo zorra.
John se largó del jardín dejando a una Marie nuevamente enojada, primero le humillaba en la mañana y después en la noche, cuando solo quería advertirle que intentar encamarse con Cynthia sería cosa difícil..
®®®®
John y Stuart
John llegó hasta donde sus compañeros con excepción de Paul, este al percatarse de la ausencia de Cynthia en la fiesta se dedicó a buscarla, solo que no supo por donde buscar. Dejó la botella de sidra a un lado de la batería mientras se dedicaba a fumarse el último cigarrillo que le quedaba. Stu, que estaba entretenido mirando junto con Pete hacia un grupo de chicas que tenían pinta de ser extranjeras miraba con el rabillo del ojo a John.
Ya no se veía tan contento como antas, pareciese como si se le hubiese bajado la pila por completo. Dejó a Pete y a George solos acercándose a su amigo.
-¿Le has buscado verdad?
John seguía callado, por un momento quiso echarse encima de Stuart y golpearlo hasta cansarse, pero poniéndose a pensar mejor las cosas, el pobre Stuart no tenía la culpa de gustarle a la Powell más que él.
-Creo que nos ha salido todo mal el trabajo Stu.-John se paró del escenario de madera yéndose hacia un árbol, Stuart le siguió un poco trastornado, no sabía ciertamente a que se refería.-Powell no piensa en Paul mucho menos en mi, a ella le gusta otra persona.
Stuart se empezaba a interesar un poco más en el tema. Si bien Paul y él no llevaban buena relación desde que John decidió meterlo al grupo como bajista. Sin embargo Stuart se empecinó en ayudar a John para que este sedujera a Cynthia  por el simple hecho de ver al presumido de McCartney jodido.
-¿Y ahora que pasó?
John todavía sentía dolido su orgullo varonil aunque él no quisiera tendría que omitir todos los detalles de lo que sucedió minutos antes en uno de los jardines de la casa Powell.
-Si no quieres contármelo está bien tomate tú tiempo.
Y no pensaba contárselo, quería guardarse para sí mismo lo que sucedió en el jardín, sin embargo un pensamiento cruzó por su mente ¿Qué pensaría Stu, acerca de que los gustos de la educadita Powell se inclinaban más hacia el que en John y Paul? No lo sabía, mas sin embargo haría la prueba, nunca estaba de más el probar.
-Stu.-John se recargó en el troncó de un roble, al tiempo que con los dientes descorchaba la botella de sidra que les quedaba, sirviendo una copa a Stuart.-Creo que si voy a contártelo, pero te recomendaría que tomases asiento, quizás la noticia no te caiga demasiado bien que digamos.
Stuart le hizo caso solo por seguirle la corriente, dejó su bajo en el estrado de madera que se colocó para ellos y se sentó en el césped con las piernas flexionadas hacia los lados.
-Ya estoy sentado ¿Qué es eso tan importante que querías decirme?
John tomó aire, aguantó al mismo tiempo las ganas de reírse porque estaba seguro de que la cara que Stuart pusiese, sería un poema digna de los retratos que solía hacer.
-Me llevé a Cynthia a uno de los jardines.
-Entonces eso puede que sea un avance.-Stuart se rascó la nunca al tiempo que fruncía el ceño ¿Solo para eso le pidió sentarse? Entonces que infantil.
-Pero no es todo.-Continuó John tomando después un trago de sidra para dejarlo salir de entre los dientes.-Pasó algo raro, es decir me dejó hacer cosas.
Stuart arqueó una ceja, ¡Vaya eso si que era noticias agradables! Mientras el romanticón de McCartney se desgastaba en detallitos cursis, John iba a la segura muy buena delantera, demasiado buena.
-¿Entonces?
John previno que esta sería su parte favorita del relato, entonces tomó aire.
-Tiene unas curvas mejores que las de Bridgitte Bardot.-Mientras le relataba lo de las curvas,  John dibujaba al aire una silueta delgada.-No sabes que sorpresas puede guardar la educadita de bajo de los vestiditos de seda fina que usa todo el tiempo.
-Deben ser buenas entonces, dado a que estás bastante…Emocionado Johnny, ¿Tan buena está?
-Buenísima, puedo decirte que es mejor que las putas que nos hemos tirado entre las dos: la manera en que besa, a veces sientes que te asfixia pero al tiempo lo disfrutas, se enreda los dedos en tu cabello de principio te jala y como es normal te duele, pero como dije siempre disfrutas, Cynthia es una caja de sorpresa Stuart. Estuve a nada de hincarle el diente para olvidarme de una vez por todas.-Prosiguió  John luego de hacer una breve pausa, cuando recordaba todo lo vivido con Cynthia minutos antes, se le erizaba la piel.-Del plan que tenemos todo  hubiese salido perfecto, de no haber nombrado a alguien más.
Stuart entonces se llevó las manos al rostro, eso quería decir que el cabron de Paul había logrado hacerse con la Powell ¡Mierda!
-No, te diije que no es Paul.-Espetó John ya visiblemente molesto.-Pero tampoco soy yo.
-¿Entonces quien cojones es?
John entonces miró penetrantemente a Stuart, como queriéndole decir con la mirada la respuesta que su amigo, tanto pedía. Tambien no hubo necesidad de hablar pues con el simple hecho de que John le mirase, Stuart comprendió quien era el dueño de los pensamientos de Cynthia, a tal grado que se quedó boquiabierto y sintiéndose terriblemente mal por John.
-No.-Ahora ya no se encontraba sentado, sino de pie y caminando de un lado a otro, tratando de llegar a un arreglo.-¡No puedo ser yo!
-¿Y que esperabas?-Cuestionó John igual de tranquilo como antes, al tiempo que hacía un esfuerzo sobre humano para no reírse de Stuart.-¿Qué le callase la boca o que me metiera dentro de sus pensamientos para hacerle cambiar de parecer? Pero vamos hombre no estoy enojado, tu no tienes la culpa solo que las cosas no nos salieron como las planeamos eso es todo.
Era una de las tantas veces en las que John se sinceraba con su amigo, y era verdad, todo lo que le dijo fue absoluta verdad pues ni Stuart ni él tenían la culpa de la mala jugada que le hizo Powell, si esta vez Cynthia le ganó una batalla, sin embargo John estaba seguro de que no le ganaría la guerra; cambiaría de tácticas, sería un poco mas cursi aunque tuviese que copiar poemas y pegárselos de bajo de la butaca, no importaba el caso era que Cynthia sería primeramente suya y de nadie más.


martes, 21 de enero de 2014

¿Por que te empeñas en molestarme John?

Cynthia y su madre estaban en la estación de Blackpool esperando el tren que venía de Londres, según en el último telegrama que mando su hermano antes de partir, llegaría a Blackpool antes que a Liverpool ya que habían surgido unos contratiempos; el tren tardaría en llegar de treinta a cuarenta y cinco minutos por lo que Patrice Powell, pensó en ir a dar una vuelta por ahí,  en el taxi vio un café no muy lejos de la estación; para como estaba el clima seguro estarían bien un pastel y un capuccino, bueno para Cyn ya que ella prefería el expresso.
Se volvió hacia su hija, desde que salieron de la casa Cynthia estaba algo distraída, ida, quería averiguar más bien el porqué.
-¿Te parece si tomamos un café en lo que llega el tren de tu hermano querida?
Cynthia se despabiló, en toda la tarde no pudo sacarse a John de la cabeza…a Paul tampoco por lo que estaba hecha un lío, si bien Paul era atento, amable, cariñoso con ella mientras que John, bueno Lennon era Lennon por lo que si le comparaba con una bestia bajada de las montanas sería suficiente; solo que algo había en esa bestia humana que le hacía estremecer, tanto que el enojaba sentirse así, de algún modo sabia que John también le era atractivo, incluso mucho más atractivo que Paul pero, es que su maldito modo de ser, tan salvaje en extremo…le sacaba de quicio.
-¿Cyn?-Su madre le tocó el hombro varias veces.-¿Querida no pasa nada?
Cynthia volvió a donde estaban, su comportamiento era demasiado obvio no quería alertar a su madre, conociendo lo sobreprotectora que era para con ella, seguro que le querría sacar toda la verdad.
-Estoy bien mamá. Solo estaba un poco distraída ya sabes temporada de exámenes.
Patrice puso cara de pesar, ese maldito colegio con tantos exámenes proyectos y trabajos seguro que matarían de un dolor de cabeza a su bebé; también se debía a que Cynthia siempre quería terminar todo a tiempo, en eso salió parecida a su difunto padre responsables hasta la medula, no habría duda que una vez casada su Cyn sería una excelente esposa. Tal y como marcaban las pautas para las señoritas casaderas de la alta sociedad inglesa.
-Mi pobrecilla Cyn.- Patrice acarició sus cabellos previamente peinados.-No sé cómo puedes tolerar tanto peso de trabajo, es demasiado te puedes enfermar.
Cynthia escuchaba aburrida los reclamos de su madre, todo el tiempo era lo mismo, que si las tareas el trabajo, el colegio, y siempre terminaba dándole la misma opción de dejar los estudios para dedicarse a buscar un marido, justo como sus primas Bridgitte o Jane, que se casaron con hombres bastante ricos, pero sin neuronas en el cerebro.
Cynthia no quería depender de nada, para ella ningún hombre valía la pena (excepto su hermano, su padre y su perro Pussy) para que se decidiese a abandonar algo tan importante como su carrera, primero prefería estar muerta a depender de uno.
-Mamá.-Cynthia miró a su madre algo cansada.-Ya sabes que pienso a cerca de ello, si ellas son felices con la vida que llevan, yo me deprimiría.
-¡Pero hija!-Patrice se llevó una mano a la boca aterrada de que su propia hija se expresara así.
-Si mamá.-Cynthia continuó.-Sabes que soy demasiado feminista, el hecho me ha costado ya algunos pretendientes; y bueno no pienso casarme hasta encontrar el hombre perfecto.
Patrice suspiró dándose por vencida, Cynthia Powell; también heredó el modo de ser de su padre, terca y testaruda mas no por eso dejaba de parecerle una chica linda sin problema alguno para encontrar algún galán de buena cuna que le ofreciera un buen futuro.
En el pequeño rato que duraron charlando en la estación al fin llegó la locomotora, el humo que esta despidió al frenar le hizo colocarse unos pañuelos en la nariz para evitar respirarlo pues decían los doctores que hacía daño en el riñón, los cuales Patrice no quería seguir afectándose.
Su hijo descendió de la maquina vestido en un pulcro traje de militar color caqui; con un par de maletas en la mano, apenas las vio no le importó dejarlas caer al suelo saliendo al encuentro de su hermana y madre, a quien saludó primero fue a su hermana menor, cogió a Cynthia de la cintura elevándola a unos cuantos centímetros del suelo mientras daba vueltas con ella en brazos, Cynthia no dejaba de reír, el hecho de que estuviese terriblemente mareada por las vueltas no le quitaba lo gracioso a la escena. Luego de depositar a su hermana en el piso; Tony se acercó a su madre, su saludo para ella fue un tanto más formal, le dio un beso en la mejilla y otro en la frente, finalmente terminó con un abrazo muy fuerte, estaba realmente contento con poder verlas, eso siempre sucedía con frecuencia en navidad.
-¿Qué tal tu viaje cariño?-Patrice colocó una mano en la mejilla de Tony.
-Bastante bien, debo decir que en esos asientos de primera clase se duerme como si uno estuviese en cama.
Cynthia no pudo volver a evitar reír, Tony siempre solía ser sarcástico pero al menos ella le entendía, su madre siempre se enojaba por celebrarle sus tonterías y eso a ella le divertía horrores.
-¡Ya basta los dos!-Tanto Tony como Cynthia dejaron de reír, fingiendo ponerse serios.-Será mejor que regresemos rápido a casa; todavía queda mucho por hacer allá.
Miró fijamente a Cynthia, esta ultima solo alcanzó a escurrirse de tras de su hermano, quizá eso significaba que no se salvaría de otra sesión de estilistas.
®®®®
La noche empezaba y la fiesta en casa de los Powell también, de último momento el grupo que Cynthia escogió para que tocasen se echó para atrás, tenían otros pendientes por lo que tuvo que pedirle a Paul que el echase una mano llevando a los chicos; The Quarrymen llevaban tocando ya dos horas seguidas, Cynthia se apiadó de ellos y les dejó tomar un descanso, mientras los muchachos guardaban los instrumentos; Cynthia se llevó a Paul a la mesa donde estaban su madre, su hermano y algunos familiares cercanos.
-Cyn en serio que no tienes porque hacerlo.-Paul se sentía nervioso de estar rodeado de gente tan ‘’ilustre’’; los nervios los traía a flor de piel, a tal grado que sentía las manos sudadas.
Cynthia paró la caminata faltando ya poco para llegar, no comprendía porque todos sus amigos, cada que les quería presentar a alguien de su familia tenían que ponerse nerviosos, claro todos menos Dothy.
-¡Venga ya Paulie!-Cynthia le movió por los hombros.-Solo quiero que conozcas a mi hermano.
Tony Powell
Paul arrugó el entrecejo, muchas veces los actos buenos podían ser tomados como malos a decir verdad a distancia Tony tenía cara de pocos amigos, aparte de que se parecía bastante a Elvis Presley, podía jurar que lejos de ver al hermano mayor de Cyn , estaba viendo al rey del rock en persona.
-Tierra llamando a Paul.
Paul se despabiló, en ese momento menos quería ir con su hermano.
-Por favor, ya te dije que estoy bien así.
Cynthia por su parte ya estaba cansada de tanta negativa por Paul, lo tomó de la muñeca obligándole prácticamente a caminar, al pobre Paul no le quedó de otra más que seguir a Cyn.
Llegaron finalmente a la mesa donde estaba el hermano de Cynthia acompañado de unas cuantas amistades. A juzgar por las carcajadas de los presentes, Paul dedujo que el ambiente debía ser agradable, pues quien menos paraba de reír era el mismo Tony.
-Hola Tony.-Cynthia llegó con Paul de tras de ella.-Quisiera presentarte…
-¿Otro amigo?-Tony arqueó una ceja, se disculpo con sus amistades alejándose del lugar acompañado de su hermana.-¿Y quién es el susodicho?
-No pongas esa cara.-Cynthia bufó, a veces Tony era demasiado celoso en cuanto a los chicos.-Se trata del muchacho que está recargado en el farol.
Tony alzó la cabeza disimuladamente para ver mejor a Paul, un muchacho de unos dieciséis a diecisiete años, guapo, de cabellos negros, cierto toque de elegancia,  muy tímido para su gusto, sin embargo no era lo que Tony esperaba, si podía verse amable;  solo que una cosa era lo que le hacía desencajar un poco: no pertenecía a la élite social  de ellos según escuchó por boca de su madre los McCartney eran dueños de una mueblería y una tienda de abarrotes, eso no los hacía justamente personas importantes, no eran al menos para Antonhy Powell, quien compartía a escondidas la opinión de su madre: Cynthia debía mezclarse con muchachos iguales a ella, es decir, de igual nivel económico un ejemplo de ello era Dorothy Rohne, gente que pertenecía a su misma condición y clase social.
-¿Por qué no le dices a tu amiguito que se acerque?-Tony dio un sorbo a su vaso de whiskey.-No puedo hablar con él por medio de la telepatía.
Cynthia le dio un ligero golpe en el hombro, si comparaba el carácter de Tony con el de John podía decir que el resultado era más que el mismo; los dos eran igual de sarcásticos, tenían el mismo humor negro que pocos lograban entender y bueno con las mujeres eran todo un encanto.
Fue por Paul jalándolo de la manga del saco, pues Paul quería caminar mas para atrás que adelante.
-¿Así que tú eres Paulie?
Paul no supo que hacer, lo primero que hizo fue tragar saliva miraba a Tony y de Tony sus ojos se paraban en Cynthia, repitió la mima acción varias veces hasta que al fin encontró el valor necesario en aquel trago de whiskey que amablemente Tony le ofreció.
-S…si.
-¿Y que haces a parte de tocar?
-Pues…estudiar obviamente.
Tony se rió sarcásticamente, era obvio que el chico no entendió muy bien la pregunta. Él no se refería a lo educativo sino más bien al grupo.
-Creo que no me entendiste Paul.-Tony le miró profundamente, intentando analizarlo una y otra vez.-Mi pregunta era en torno al grupo ¿Qué haces en él?
-Ah pues, toco el bajo y ayudo con unas cuantas canciones.
A Tony poco le importaba lo que el amiguito de su hermana hiciera, consideró que eso era más que suficiente para satisfacer los deseos de su hermana, la cual a veces solía ser caprichosa bueno típico de una señorita  como ella.
Así pues consideró que lo más normal era despedirse del chico, e irse de nuevo a su mesa donde Richard un amigo suyo de la guardia estaba contando unos chistes buenísimos,
-Bueno Paulie.-Tony le dio unas palmadas en la espalda.- Yo ya me voy, quédate en tu casa y Cyn ¿Puedes acompañarme un momento por favor?
Cynthia dejó a Paul yéndose a con su hermano hasta un árbol lo suficientemente apartado como para poder hablar en tranquilidad y seriedad con ella.
-¿Hasta cuando piensas seguir dándole dolores de cabeza a mamá Cyn?
Cynthia rodó los ojos, si bien ya sabía a que se refería Tony pero ella no estaba dispuesta a casarse joven, mucho menos a dejar la universidad a medias.
-Ya le he dicho a mamá que no pienso seguir los ejemplos ni de Eleanor, Trudie eso si te lo aseguro.-Cynthia se molestó realmente, desde que cumplió los dieciseis años no ha dejado de molestarme con el tema, estoy cansada.
Y Tony la comprendía, para él también era hostigoso tener que hablar con su hermana menor de ese tema, que a su vez también le disgustaba a él. Pues su madre molestaba por partes iguales a Cynthia por ser la mujer y a él por ser el hombre, pero nunca los dejaba en paz.
-Sabes que tampoco me gusta tratarte este tema, pero desde ayer me escribió diciendo que aun no te decides a encontrar un novio.
-Quizás ya encontré uno.
Tony alzó rápido la mirada ¿La loca de Cynthia se estaba refiriendo al chico que le presentó? No es que tuviera nada con el pobre muchacho,  aunque conociendo a su madre como le conocía seguro pondría el grito en el cielo.
-No te atreverías.-Tony se acercó a Cynthia demasiado, ella retrocedió hasta topar con el tronco del árbol.-¿O sí?
-Sígueme hostigando y verás.
Antes que Tony dijese algo, Cynthia salió huyendo del ahí no quería mas sermones acerca de los partidos ni nada de eso, suficiente tenia con escuchar a su madre todos los días desde que amanecía hasta la noche y una vez más al momento de acostarse, cuando Patrice le subía hasta su recamara el acostumbrado vaso de leche.
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Reposó en el jardín de atrás, era un poco más pequeño que el principal pero al menos le serviría para descansar un poco y despejarse, estaba tan atareada recibiendo invitados, que le provocó un ligero mareo se sentó en un viejo columpio que se encontraba ahí mismo, se quitó los zapatos empezando a mecerse ella misma.
Hubiera estado más tranquila si no escuchara pasos de tras de ella, solo que antes de voltear le echó humo de cigarro, no necesitaba girar hacia atrás para adivinar precisamente quien era la persona, JOHN LENNON.
-¿No se te figura que estas algo grandecita para que todavía te sigas paseando en un columpio?
Cynthia
Cynthia hizo como que nadie hablaba, siguió con la vista perdida. John entonces detuvo el columpio en seco, se colocó a Cynthia en el hombro derecho mientras corría entre los arbustos para internarse en el jardín que Cynthia utilizó tantas veces para jugar cuando de niña, abrió la portezuela sin dificultades cerrándola al tiempo con una patada que le hizo rebotar.
Era un lugar tranquilo apetecible para hacer cierto tipo de cosas que en público no se podían hacer a simple vista. John tiró a Cynthia cerca de los rosales, ella una vez en el piso intentó en vano escapar, John le cogió del tobillo tan fuerte que le hizo pegar un alarido, alarido que a su vez John hizo callar no le convenía que los escucharan, por supuesto a ella tampoco le convenía así que era mejor que se quedara callada si no querría causarse un problema de aquellos.
Se tumbó en medio de sus piernas desabotonándose la camisa, Cynthia para entonces estaba temblando de pies a cabeza, siempre supo que John era un patán, un pelado sin educación pero nunca pensó hasta que punto sería capaz de llegar con su patanería.
Ella estaba asustada y el otro ni cuenta se daba, John se bajó solamente la
John
cremallera para volver a tumbarse encima de ella empezando a besarle el cuello. Raro, era raro porque apenas y mal empezaba a besarla a su mente acudió un chico con el cual ella jamás se habría imaginado soñar ese tipo de cosas: Stuart, sí para Cynthia no era John  el que estaba encima de ella, apenas vio la cara de Stuart en su mente, Cynthia dejó de forcejear, a John poco le importó él estaba en la creencia de que al fin le había dominado.
Stuart
Cynthia seguía perdida en sus mar de pensamientos confusos al tiempo que dejaba a John hacer lo que quisiera con ella, solo cuando sintió que las manos de John estaban subiendo por sus piernas más de lo que debían empezó a suspirar un poco más a prisa, empezó a dejar de ser al mismo tiempo la dueña de sus actos, Stuart se adueño por completo de su mente, ya John no estaba con ella lo que le llevó a despojar a John de la camisa sobando son sus largos dedos los pectorales algo marcados en el abdomen de Lennon. 
John no comprendía muy bien del todo que es lo que estaba pasando, Cynthia se estaba entregando tal y como él hubiera querido tantas veces, la cremallera del vestido de Cynthia ya estaba muy abajo, solo bastaba con deslizar un poco las manos y el pesado vestido caería al suelo parecido a un bloque de pesado cemento.
John se quedó contemplando por un rato el cuerpo semi desnudo de Cynthia, era como se lo había imaginado piel hermosa mente blanquecina, pechos grandes, curvas bien enmarcadas a través de esos finísimos vestidos que siempre solía usar.  Todo hubiese marchado a las mil maravillas si de Cynthia no hubiese salido aquel nombre que no era el suyo, ni el de Paul sino uno completamente aislado a sus planes, se suponían que con quien Cynthia creía estar era con el chico que estaba orquestando toda esa guerra de apuestas: Stuart Suttclife.
J0hn de primer momento no supo que hacer pero Cynthia sí, al momento de que su mente dejó de estar en blanco, comenzó a vestirse rápidamente, sin mirar a John le hizo pasar el momento más bochornoso  a la par que el más extraño de su vida.
-¿Te gusta Stu verdad?
Cynthia alcanzó a detenerse, justo en la puerta de aquel jardín donde a saber que más habría ocurrido, de no haber mencionado el nombre de Stu, segura de haberle dado a John en donde le dolía a la mayoría de los hombres: el orgullo. Se dio la media vuelta con una media sonrisa burlona en el rostro.
-¿Y eso te importa?-John tragó saliva, acercándose demasiado a ella, para estrujarla contra él.-Espero que esto se te quede bien grabado John, ya no quiero seguir teniendo este tipo de acercamientos contigo, déjame en paz, yo no soy una deseas chicas fáciles ¿Crees que no sé lo que tienes con Marie?
John se atragantó con su propia saliva ¿Quién cojones le dijo a Powell sobre lo que hubo entre Marie y él? ¡Nah! Eso que jodidos importaba, lo realmente interesante en el momento es que a Cynthia no se le escapara decir, que sabía todo a cerca del plan de Stu, o mejor dicho de él.
-Sea como sea.-Cynthia se arregló la ropa que estaba un poco desacomodada, sacudiéndose a la vez un par de hierbas del cabello.-Quiero que me dejes tranquila. Que alejes tu existencia de mí.
John se echó a reír entre amarga y sarcásticamente, esa Powell siempre era tan chistosa ¿Qué ya no recordaba Romeo y Julieta? Entonces ¿Cómo alejaría su existencia de ella?
-Eso no se va a poder queridita.-John jugó con el cabello despeinado de Cynthia, esta se quitó su mano de encima dando un manotazo.-A menos que logres convencer a Cohen de que nos suspenda para el protagónico de esa obra de teatro, no podré mantenerme alejado de ti como tanto deseas.
Cynthia comprendió que John tenía mucha razón, si no era que toda apretó sus puños con fuerza, de nada le valdría seguir alegando con ese imbécil. Lo mejor que hizo fue darse la vuelta y salir de ese jardín lo más rápido posible.