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miércoles, 5 de marzo de 2014

Asombro


John y Marie
John se quedó solo en aquel jardín, todavía repasando cuidadosamente los últimos momentos de pasión que vivió con Cynthia, solo hasta que a la figura enfadosa de Marie penetró en aquel lugar riéndose de él. Y por tanto sacándole de quicio.
-¿No ha sido tu noche de suerte no es así Johnny?
John dejó caer con cierto enojo el cigarro que sostenía en la mano, todavía sentía el mal sabor de boca que le dejó Cynthia al confundirlo con Stu, como para soportar a la guacamaya llorona de Marie.
-No tengo ganas para soportarte querida.
Sin embargo Marie dejó de ser venenosa, se acercó cotoneando seductoramente las caderas y desabotonando un par de botones.
-¿Qué puedes verle John? ¿Qué tengo yo que no tenga ella?
John miró a Marie de arriba abajo, examinándole lo mas que le permitieron sus ojos, hasta que cayó en la idea de que, desde el momento en que se le metió entre ceja y ceja acostarse con Cynthia, ella pasó a estar en un segundo plano a John ya no le importaba en absoluto y para ser franco consigo mismo, se cansaba de repetirle tantas veces lo mismo y sin obtener el resultado que él esperaba.
-Nos vemos luego Marie.
John cogió la botella nueva de sidra que estaba abandonada a su izquierda con la intención de salir por una vez de aquel jardín, en donde todavía le aprecia oler el tenue perfume de Cynthia.
Y lo hubiera conseguido de no ser porque Marie se interpuso entre la puerta y él.
-Está bien Marie.-John se llevó la mano derecha al cabello  despeinándose aquel alborotado look estilo teddy boy.-Te diré porque prefiero tanto a Cynthia antes que a ti. Cuestión número uno, ella no es tan zorra como tú  y la cuestión número dos es que tiene mejores curvas que tu, lo acabé de comprobar.
-Bien que te gustó meterte con esta zorra.-Escupió Marie visiblemente ofendida, John por su parte se hizo el desentendido.-A parte pierdes tu tiempo con ella.
-¿No te cansarás de decirme lo mismo? Aburres nena.
-¿Aburro porque te digo la verdad y te duele cierto?
John echó un poco de aire por la boca, Marie estaba sacándole de sus casillas.
-Vete al diablo zorra.
John se largó del jardín dejando a una Marie nuevamente enojada, primero le humillaba en la mañana y después en la noche, cuando solo quería advertirle que intentar encamarse con Cynthia sería cosa difícil..
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John y Stuart
John llegó hasta donde sus compañeros con excepción de Paul, este al percatarse de la ausencia de Cynthia en la fiesta se dedicó a buscarla, solo que no supo por donde buscar. Dejó la botella de sidra a un lado de la batería mientras se dedicaba a fumarse el último cigarrillo que le quedaba. Stu, que estaba entretenido mirando junto con Pete hacia un grupo de chicas que tenían pinta de ser extranjeras miraba con el rabillo del ojo a John.
Ya no se veía tan contento como antas, pareciese como si se le hubiese bajado la pila por completo. Dejó a Pete y a George solos acercándose a su amigo.
-¿Le has buscado verdad?
John seguía callado, por un momento quiso echarse encima de Stuart y golpearlo hasta cansarse, pero poniéndose a pensar mejor las cosas, el pobre Stuart no tenía la culpa de gustarle a la Powell más que él.
-Creo que nos ha salido todo mal el trabajo Stu.-John se paró del escenario de madera yéndose hacia un árbol, Stuart le siguió un poco trastornado, no sabía ciertamente a que se refería.-Powell no piensa en Paul mucho menos en mi, a ella le gusta otra persona.
Stuart se empezaba a interesar un poco más en el tema. Si bien Paul y él no llevaban buena relación desde que John decidió meterlo al grupo como bajista. Sin embargo Stuart se empecinó en ayudar a John para que este sedujera a Cynthia  por el simple hecho de ver al presumido de McCartney jodido.
-¿Y ahora que pasó?
John todavía sentía dolido su orgullo varonil aunque él no quisiera tendría que omitir todos los detalles de lo que sucedió minutos antes en uno de los jardines de la casa Powell.
-Si no quieres contármelo está bien tomate tú tiempo.
Y no pensaba contárselo, quería guardarse para sí mismo lo que sucedió en el jardín, sin embargo un pensamiento cruzó por su mente ¿Qué pensaría Stu, acerca de que los gustos de la educadita Powell se inclinaban más hacia el que en John y Paul? No lo sabía, mas sin embargo haría la prueba, nunca estaba de más el probar.
-Stu.-John se recargó en el troncó de un roble, al tiempo que con los dientes descorchaba la botella de sidra que les quedaba, sirviendo una copa a Stuart.-Creo que si voy a contártelo, pero te recomendaría que tomases asiento, quizás la noticia no te caiga demasiado bien que digamos.
Stuart le hizo caso solo por seguirle la corriente, dejó su bajo en el estrado de madera que se colocó para ellos y se sentó en el césped con las piernas flexionadas hacia los lados.
-Ya estoy sentado ¿Qué es eso tan importante que querías decirme?
John tomó aire, aguantó al mismo tiempo las ganas de reírse porque estaba seguro de que la cara que Stuart pusiese, sería un poema digna de los retratos que solía hacer.
-Me llevé a Cynthia a uno de los jardines.
-Entonces eso puede que sea un avance.-Stuart se rascó la nunca al tiempo que fruncía el ceño ¿Solo para eso le pidió sentarse? Entonces que infantil.
-Pero no es todo.-Continuó John tomando después un trago de sidra para dejarlo salir de entre los dientes.-Pasó algo raro, es decir me dejó hacer cosas.
Stuart arqueó una ceja, ¡Vaya eso si que era noticias agradables! Mientras el romanticón de McCartney se desgastaba en detallitos cursis, John iba a la segura muy buena delantera, demasiado buena.
-¿Entonces?
John previno que esta sería su parte favorita del relato, entonces tomó aire.
-Tiene unas curvas mejores que las de Bridgitte Bardot.-Mientras le relataba lo de las curvas,  John dibujaba al aire una silueta delgada.-No sabes que sorpresas puede guardar la educadita de bajo de los vestiditos de seda fina que usa todo el tiempo.
-Deben ser buenas entonces, dado a que estás bastante…Emocionado Johnny, ¿Tan buena está?
-Buenísima, puedo decirte que es mejor que las putas que nos hemos tirado entre las dos: la manera en que besa, a veces sientes que te asfixia pero al tiempo lo disfrutas, se enreda los dedos en tu cabello de principio te jala y como es normal te duele, pero como dije siempre disfrutas, Cynthia es una caja de sorpresa Stuart. Estuve a nada de hincarle el diente para olvidarme de una vez por todas.-Prosiguió  John luego de hacer una breve pausa, cuando recordaba todo lo vivido con Cynthia minutos antes, se le erizaba la piel.-Del plan que tenemos todo  hubiese salido perfecto, de no haber nombrado a alguien más.
Stuart entonces se llevó las manos al rostro, eso quería decir que el cabron de Paul había logrado hacerse con la Powell ¡Mierda!
-No, te diije que no es Paul.-Espetó John ya visiblemente molesto.-Pero tampoco soy yo.
-¿Entonces quien cojones es?
John entonces miró penetrantemente a Stuart, como queriéndole decir con la mirada la respuesta que su amigo, tanto pedía. Tambien no hubo necesidad de hablar pues con el simple hecho de que John le mirase, Stuart comprendió quien era el dueño de los pensamientos de Cynthia, a tal grado que se quedó boquiabierto y sintiéndose terriblemente mal por John.
-No.-Ahora ya no se encontraba sentado, sino de pie y caminando de un lado a otro, tratando de llegar a un arreglo.-¡No puedo ser yo!
-¿Y que esperabas?-Cuestionó John igual de tranquilo como antes, al tiempo que hacía un esfuerzo sobre humano para no reírse de Stuart.-¿Qué le callase la boca o que me metiera dentro de sus pensamientos para hacerle cambiar de parecer? Pero vamos hombre no estoy enojado, tu no tienes la culpa solo que las cosas no nos salieron como las planeamos eso es todo.
Era una de las tantas veces en las que John se sinceraba con su amigo, y era verdad, todo lo que le dijo fue absoluta verdad pues ni Stuart ni él tenían la culpa de la mala jugada que le hizo Powell, si esta vez Cynthia le ganó una batalla, sin embargo John estaba seguro de que no le ganaría la guerra; cambiaría de tácticas, sería un poco mas cursi aunque tuviese que copiar poemas y pegárselos de bajo de la butaca, no importaba el caso era que Cynthia sería primeramente suya y de nadie más.


martes, 21 de enero de 2014

¿Por que te empeñas en molestarme John?

Cynthia y su madre estaban en la estación de Blackpool esperando el tren que venía de Londres, según en el último telegrama que mando su hermano antes de partir, llegaría a Blackpool antes que a Liverpool ya que habían surgido unos contratiempos; el tren tardaría en llegar de treinta a cuarenta y cinco minutos por lo que Patrice Powell, pensó en ir a dar una vuelta por ahí,  en el taxi vio un café no muy lejos de la estación; para como estaba el clima seguro estarían bien un pastel y un capuccino, bueno para Cyn ya que ella prefería el expresso.
Se volvió hacia su hija, desde que salieron de la casa Cynthia estaba algo distraída, ida, quería averiguar más bien el porqué.
-¿Te parece si tomamos un café en lo que llega el tren de tu hermano querida?
Cynthia se despabiló, en toda la tarde no pudo sacarse a John de la cabeza…a Paul tampoco por lo que estaba hecha un lío, si bien Paul era atento, amable, cariñoso con ella mientras que John, bueno Lennon era Lennon por lo que si le comparaba con una bestia bajada de las montanas sería suficiente; solo que algo había en esa bestia humana que le hacía estremecer, tanto que el enojaba sentirse así, de algún modo sabia que John también le era atractivo, incluso mucho más atractivo que Paul pero, es que su maldito modo de ser, tan salvaje en extremo…le sacaba de quicio.
-¿Cyn?-Su madre le tocó el hombro varias veces.-¿Querida no pasa nada?
Cynthia volvió a donde estaban, su comportamiento era demasiado obvio no quería alertar a su madre, conociendo lo sobreprotectora que era para con ella, seguro que le querría sacar toda la verdad.
-Estoy bien mamá. Solo estaba un poco distraída ya sabes temporada de exámenes.
Patrice puso cara de pesar, ese maldito colegio con tantos exámenes proyectos y trabajos seguro que matarían de un dolor de cabeza a su bebé; también se debía a que Cynthia siempre quería terminar todo a tiempo, en eso salió parecida a su difunto padre responsables hasta la medula, no habría duda que una vez casada su Cyn sería una excelente esposa. Tal y como marcaban las pautas para las señoritas casaderas de la alta sociedad inglesa.
-Mi pobrecilla Cyn.- Patrice acarició sus cabellos previamente peinados.-No sé cómo puedes tolerar tanto peso de trabajo, es demasiado te puedes enfermar.
Cynthia escuchaba aburrida los reclamos de su madre, todo el tiempo era lo mismo, que si las tareas el trabajo, el colegio, y siempre terminaba dándole la misma opción de dejar los estudios para dedicarse a buscar un marido, justo como sus primas Bridgitte o Jane, que se casaron con hombres bastante ricos, pero sin neuronas en el cerebro.
Cynthia no quería depender de nada, para ella ningún hombre valía la pena (excepto su hermano, su padre y su perro Pussy) para que se decidiese a abandonar algo tan importante como su carrera, primero prefería estar muerta a depender de uno.
-Mamá.-Cynthia miró a su madre algo cansada.-Ya sabes que pienso a cerca de ello, si ellas son felices con la vida que llevan, yo me deprimiría.
-¡Pero hija!-Patrice se llevó una mano a la boca aterrada de que su propia hija se expresara así.
-Si mamá.-Cynthia continuó.-Sabes que soy demasiado feminista, el hecho me ha costado ya algunos pretendientes; y bueno no pienso casarme hasta encontrar el hombre perfecto.
Patrice suspiró dándose por vencida, Cynthia Powell; también heredó el modo de ser de su padre, terca y testaruda mas no por eso dejaba de parecerle una chica linda sin problema alguno para encontrar algún galán de buena cuna que le ofreciera un buen futuro.
En el pequeño rato que duraron charlando en la estación al fin llegó la locomotora, el humo que esta despidió al frenar le hizo colocarse unos pañuelos en la nariz para evitar respirarlo pues decían los doctores que hacía daño en el riñón, los cuales Patrice no quería seguir afectándose.
Su hijo descendió de la maquina vestido en un pulcro traje de militar color caqui; con un par de maletas en la mano, apenas las vio no le importó dejarlas caer al suelo saliendo al encuentro de su hermana y madre, a quien saludó primero fue a su hermana menor, cogió a Cynthia de la cintura elevándola a unos cuantos centímetros del suelo mientras daba vueltas con ella en brazos, Cynthia no dejaba de reír, el hecho de que estuviese terriblemente mareada por las vueltas no le quitaba lo gracioso a la escena. Luego de depositar a su hermana en el piso; Tony se acercó a su madre, su saludo para ella fue un tanto más formal, le dio un beso en la mejilla y otro en la frente, finalmente terminó con un abrazo muy fuerte, estaba realmente contento con poder verlas, eso siempre sucedía con frecuencia en navidad.
-¿Qué tal tu viaje cariño?-Patrice colocó una mano en la mejilla de Tony.
-Bastante bien, debo decir que en esos asientos de primera clase se duerme como si uno estuviese en cama.
Cynthia no pudo volver a evitar reír, Tony siempre solía ser sarcástico pero al menos ella le entendía, su madre siempre se enojaba por celebrarle sus tonterías y eso a ella le divertía horrores.
-¡Ya basta los dos!-Tanto Tony como Cynthia dejaron de reír, fingiendo ponerse serios.-Será mejor que regresemos rápido a casa; todavía queda mucho por hacer allá.
Miró fijamente a Cynthia, esta ultima solo alcanzó a escurrirse de tras de su hermano, quizá eso significaba que no se salvaría de otra sesión de estilistas.
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La noche empezaba y la fiesta en casa de los Powell también, de último momento el grupo que Cynthia escogió para que tocasen se echó para atrás, tenían otros pendientes por lo que tuvo que pedirle a Paul que el echase una mano llevando a los chicos; The Quarrymen llevaban tocando ya dos horas seguidas, Cynthia se apiadó de ellos y les dejó tomar un descanso, mientras los muchachos guardaban los instrumentos; Cynthia se llevó a Paul a la mesa donde estaban su madre, su hermano y algunos familiares cercanos.
-Cyn en serio que no tienes porque hacerlo.-Paul se sentía nervioso de estar rodeado de gente tan ‘’ilustre’’; los nervios los traía a flor de piel, a tal grado que sentía las manos sudadas.
Cynthia paró la caminata faltando ya poco para llegar, no comprendía porque todos sus amigos, cada que les quería presentar a alguien de su familia tenían que ponerse nerviosos, claro todos menos Dothy.
-¡Venga ya Paulie!-Cynthia le movió por los hombros.-Solo quiero que conozcas a mi hermano.
Tony Powell
Paul arrugó el entrecejo, muchas veces los actos buenos podían ser tomados como malos a decir verdad a distancia Tony tenía cara de pocos amigos, aparte de que se parecía bastante a Elvis Presley, podía jurar que lejos de ver al hermano mayor de Cyn , estaba viendo al rey del rock en persona.
-Tierra llamando a Paul.
Paul se despabiló, en ese momento menos quería ir con su hermano.
-Por favor, ya te dije que estoy bien así.
Cynthia por su parte ya estaba cansada de tanta negativa por Paul, lo tomó de la muñeca obligándole prácticamente a caminar, al pobre Paul no le quedó de otra más que seguir a Cyn.
Llegaron finalmente a la mesa donde estaba el hermano de Cynthia acompañado de unas cuantas amistades. A juzgar por las carcajadas de los presentes, Paul dedujo que el ambiente debía ser agradable, pues quien menos paraba de reír era el mismo Tony.
-Hola Tony.-Cynthia llegó con Paul de tras de ella.-Quisiera presentarte…
-¿Otro amigo?-Tony arqueó una ceja, se disculpo con sus amistades alejándose del lugar acompañado de su hermana.-¿Y quién es el susodicho?
-No pongas esa cara.-Cynthia bufó, a veces Tony era demasiado celoso en cuanto a los chicos.-Se trata del muchacho que está recargado en el farol.
Tony alzó la cabeza disimuladamente para ver mejor a Paul, un muchacho de unos dieciséis a diecisiete años, guapo, de cabellos negros, cierto toque de elegancia,  muy tímido para su gusto, sin embargo no era lo que Tony esperaba, si podía verse amable;  solo que una cosa era lo que le hacía desencajar un poco: no pertenecía a la élite social  de ellos según escuchó por boca de su madre los McCartney eran dueños de una mueblería y una tienda de abarrotes, eso no los hacía justamente personas importantes, no eran al menos para Antonhy Powell, quien compartía a escondidas la opinión de su madre: Cynthia debía mezclarse con muchachos iguales a ella, es decir, de igual nivel económico un ejemplo de ello era Dorothy Rohne, gente que pertenecía a su misma condición y clase social.
-¿Por qué no le dices a tu amiguito que se acerque?-Tony dio un sorbo a su vaso de whiskey.-No puedo hablar con él por medio de la telepatía.
Cynthia le dio un ligero golpe en el hombro, si comparaba el carácter de Tony con el de John podía decir que el resultado era más que el mismo; los dos eran igual de sarcásticos, tenían el mismo humor negro que pocos lograban entender y bueno con las mujeres eran todo un encanto.
Fue por Paul jalándolo de la manga del saco, pues Paul quería caminar mas para atrás que adelante.
-¿Así que tú eres Paulie?
Paul no supo que hacer, lo primero que hizo fue tragar saliva miraba a Tony y de Tony sus ojos se paraban en Cynthia, repitió la mima acción varias veces hasta que al fin encontró el valor necesario en aquel trago de whiskey que amablemente Tony le ofreció.
-S…si.
-¿Y que haces a parte de tocar?
-Pues…estudiar obviamente.
Tony se rió sarcásticamente, era obvio que el chico no entendió muy bien la pregunta. Él no se refería a lo educativo sino más bien al grupo.
-Creo que no me entendiste Paul.-Tony le miró profundamente, intentando analizarlo una y otra vez.-Mi pregunta era en torno al grupo ¿Qué haces en él?
-Ah pues, toco el bajo y ayudo con unas cuantas canciones.
A Tony poco le importaba lo que el amiguito de su hermana hiciera, consideró que eso era más que suficiente para satisfacer los deseos de su hermana, la cual a veces solía ser caprichosa bueno típico de una señorita  como ella.
Así pues consideró que lo más normal era despedirse del chico, e irse de nuevo a su mesa donde Richard un amigo suyo de la guardia estaba contando unos chistes buenísimos,
-Bueno Paulie.-Tony le dio unas palmadas en la espalda.- Yo ya me voy, quédate en tu casa y Cyn ¿Puedes acompañarme un momento por favor?
Cynthia dejó a Paul yéndose a con su hermano hasta un árbol lo suficientemente apartado como para poder hablar en tranquilidad y seriedad con ella.
-¿Hasta cuando piensas seguir dándole dolores de cabeza a mamá Cyn?
Cynthia rodó los ojos, si bien ya sabía a que se refería Tony pero ella no estaba dispuesta a casarse joven, mucho menos a dejar la universidad a medias.
-Ya le he dicho a mamá que no pienso seguir los ejemplos ni de Eleanor, Trudie eso si te lo aseguro.-Cynthia se molestó realmente, desde que cumplió los dieciseis años no ha dejado de molestarme con el tema, estoy cansada.
Y Tony la comprendía, para él también era hostigoso tener que hablar con su hermana menor de ese tema, que a su vez también le disgustaba a él. Pues su madre molestaba por partes iguales a Cynthia por ser la mujer y a él por ser el hombre, pero nunca los dejaba en paz.
-Sabes que tampoco me gusta tratarte este tema, pero desde ayer me escribió diciendo que aun no te decides a encontrar un novio.
-Quizás ya encontré uno.
Tony alzó rápido la mirada ¿La loca de Cynthia se estaba refiriendo al chico que le presentó? No es que tuviera nada con el pobre muchacho,  aunque conociendo a su madre como le conocía seguro pondría el grito en el cielo.
-No te atreverías.-Tony se acercó a Cynthia demasiado, ella retrocedió hasta topar con el tronco del árbol.-¿O sí?
-Sígueme hostigando y verás.
Antes que Tony dijese algo, Cynthia salió huyendo del ahí no quería mas sermones acerca de los partidos ni nada de eso, suficiente tenia con escuchar a su madre todos los días desde que amanecía hasta la noche y una vez más al momento de acostarse, cuando Patrice le subía hasta su recamara el acostumbrado vaso de leche.
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Reposó en el jardín de atrás, era un poco más pequeño que el principal pero al menos le serviría para descansar un poco y despejarse, estaba tan atareada recibiendo invitados, que le provocó un ligero mareo se sentó en un viejo columpio que se encontraba ahí mismo, se quitó los zapatos empezando a mecerse ella misma.
Hubiera estado más tranquila si no escuchara pasos de tras de ella, solo que antes de voltear le echó humo de cigarro, no necesitaba girar hacia atrás para adivinar precisamente quien era la persona, JOHN LENNON.
-¿No se te figura que estas algo grandecita para que todavía te sigas paseando en un columpio?
Cynthia
Cynthia hizo como que nadie hablaba, siguió con la vista perdida. John entonces detuvo el columpio en seco, se colocó a Cynthia en el hombro derecho mientras corría entre los arbustos para internarse en el jardín que Cynthia utilizó tantas veces para jugar cuando de niña, abrió la portezuela sin dificultades cerrándola al tiempo con una patada que le hizo rebotar.
Era un lugar tranquilo apetecible para hacer cierto tipo de cosas que en público no se podían hacer a simple vista. John tiró a Cynthia cerca de los rosales, ella una vez en el piso intentó en vano escapar, John le cogió del tobillo tan fuerte que le hizo pegar un alarido, alarido que a su vez John hizo callar no le convenía que los escucharan, por supuesto a ella tampoco le convenía así que era mejor que se quedara callada si no querría causarse un problema de aquellos.
Se tumbó en medio de sus piernas desabotonándose la camisa, Cynthia para entonces estaba temblando de pies a cabeza, siempre supo que John era un patán, un pelado sin educación pero nunca pensó hasta que punto sería capaz de llegar con su patanería.
Ella estaba asustada y el otro ni cuenta se daba, John se bajó solamente la
John
cremallera para volver a tumbarse encima de ella empezando a besarle el cuello. Raro, era raro porque apenas y mal empezaba a besarla a su mente acudió un chico con el cual ella jamás se habría imaginado soñar ese tipo de cosas: Stuart, sí para Cynthia no era John  el que estaba encima de ella, apenas vio la cara de Stuart en su mente, Cynthia dejó de forcejear, a John poco le importó él estaba en la creencia de que al fin le había dominado.
Stuart
Cynthia seguía perdida en sus mar de pensamientos confusos al tiempo que dejaba a John hacer lo que quisiera con ella, solo cuando sintió que las manos de John estaban subiendo por sus piernas más de lo que debían empezó a suspirar un poco más a prisa, empezó a dejar de ser al mismo tiempo la dueña de sus actos, Stuart se adueño por completo de su mente, ya John no estaba con ella lo que le llevó a despojar a John de la camisa sobando son sus largos dedos los pectorales algo marcados en el abdomen de Lennon. 
John no comprendía muy bien del todo que es lo que estaba pasando, Cynthia se estaba entregando tal y como él hubiera querido tantas veces, la cremallera del vestido de Cynthia ya estaba muy abajo, solo bastaba con deslizar un poco las manos y el pesado vestido caería al suelo parecido a un bloque de pesado cemento.
John se quedó contemplando por un rato el cuerpo semi desnudo de Cynthia, era como se lo había imaginado piel hermosa mente blanquecina, pechos grandes, curvas bien enmarcadas a través de esos finísimos vestidos que siempre solía usar.  Todo hubiese marchado a las mil maravillas si de Cynthia no hubiese salido aquel nombre que no era el suyo, ni el de Paul sino uno completamente aislado a sus planes, se suponían que con quien Cynthia creía estar era con el chico que estaba orquestando toda esa guerra de apuestas: Stuart Suttclife.
J0hn de primer momento no supo que hacer pero Cynthia sí, al momento de que su mente dejó de estar en blanco, comenzó a vestirse rápidamente, sin mirar a John le hizo pasar el momento más bochornoso  a la par que el más extraño de su vida.
-¿Te gusta Stu verdad?
Cynthia alcanzó a detenerse, justo en la puerta de aquel jardín donde a saber que más habría ocurrido, de no haber mencionado el nombre de Stu, segura de haberle dado a John en donde le dolía a la mayoría de los hombres: el orgullo. Se dio la media vuelta con una media sonrisa burlona en el rostro.
-¿Y eso te importa?-John tragó saliva, acercándose demasiado a ella, para estrujarla contra él.-Espero que esto se te quede bien grabado John, ya no quiero seguir teniendo este tipo de acercamientos contigo, déjame en paz, yo no soy una deseas chicas fáciles ¿Crees que no sé lo que tienes con Marie?
John se atragantó con su propia saliva ¿Quién cojones le dijo a Powell sobre lo que hubo entre Marie y él? ¡Nah! Eso que jodidos importaba, lo realmente interesante en el momento es que a Cynthia no se le escapara decir, que sabía todo a cerca del plan de Stu, o mejor dicho de él.
-Sea como sea.-Cynthia se arregló la ropa que estaba un poco desacomodada, sacudiéndose a la vez un par de hierbas del cabello.-Quiero que me dejes tranquila. Que alejes tu existencia de mí.
John se echó a reír entre amarga y sarcásticamente, esa Powell siempre era tan chistosa ¿Qué ya no recordaba Romeo y Julieta? Entonces ¿Cómo alejaría su existencia de ella?
-Eso no se va a poder queridita.-John jugó con el cabello despeinado de Cynthia, esta se quitó su mano de encima dando un manotazo.-A menos que logres convencer a Cohen de que nos suspenda para el protagónico de esa obra de teatro, no podré mantenerme alejado de ti como tanto deseas.
Cynthia comprendió que John tenía mucha razón, si no era que toda apretó sus puños con fuerza, de nada le valdría seguir alegando con ese imbécil. Lo mejor que hizo fue darse la vuelta y salir de ese jardín lo más rápido posible.


miércoles, 2 de octubre de 2013

Romeo y Julieta

La última alumna en llegar fue Cynthia, quien llegó algo avergonzada al salón, casi nunca solía llegar tarde esa vez se lo permitió solo porque se dio un tiempo para platicar un poco más con Paul. Al llegar al aula para su fortuna el profesor no había notado todavía su presencia, pero al barrer la misma con los ojos se pudo dar cuenta perfectamente de que todos los malditos pupitres ya estaban llenos, solo faltaba uno: justamente el de John.
Bueno nada le quitaría el compartir asiento con John; a fin de cuentas solo sería una clase, las demás procurarían llegar un poco más temprano y listo. Se liberaba de esa calamidad.
-¿Por qué tan tarde señorita Powell?-Preguntó John simulando la voz del profesor Churchill .
Si ello a él le causaba risa, a Cynthia no, ella volteó a verlo un poco enojada, esas eran sus cosas solo le importaban a ella y a nadie más.
-Que te importa.-Responde Cynthia a modo tajante, eso hace enfurecer a John.
Este sin que ella se lo sospeche comienza a tirar de su brazo con fuerza, tanta que Cynthia es incapaz de reprimir un gritito de dolor que apenas alcanzan a escucharlo los dos que estaban; después fijó sus orbes verdes en John cargadas de odio.
Odio que a Lennon poco le importó, el también lo sentía en ese momento, y solo a base de dolor físico pudo hacérselo saber.
-¡Señor Lennon!-El profesor Churchill le obligó a soltarla, ella solamente se conformó con sobarse la mano mientras John no despegaba sus ojos del veterano que estaba en la otra esquina del aula.-¿Puede decirme que es lo último que he leído a cerca de la historia del oleo? También le incluyo a usted señorita Powell
Tanto John como Cynthia se quedaron callados no escucharon ni una sola palabra a cerca de esa lectura. Sin embargo el profesor seguía en su mismo sitio, esperando con paciencia a que uno de los dos se atreviese a contestar, siguieron pasando los minutos hasta completar los diez y el aula seguía en silencio.
-Bien. Me temo que he de mandarlos a direccion, ambos están en detención hasta nuevo aviso, hagan el favor de abandonar el aula.
Si para John fue alivio el que el viejo Churchill los echara del aula, para Cynthia fue una vergüenza, nunca en lo que llevaba estudiando en el Colegio de Arte le sucedió algo parecido a eso, ¡Todo por culpa de ese Lennon! La correa de su maleta bajó de golpe a la parte afectada por el agarre de John le hizo volver a gemir, estúpido Lennon.
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Llegaron a la dirección y la recepcionista les ordenó que esperaran; dentro escuchó a John llamara a la recepcionista ‘’Becky’’. La tonta solo el guiñó el ojo, era de su edad; seguramente otra tonta más que John se habría echado al plato.
John no se quedó conforme, lo de la clase de boceto le pareció poco, y bueno quiso empezar a volver a molestarla, algo había en Cynthia que le hacía parecer bonita cuando se enojaba.
-¿Incomoda señorita Powell?-John se dejó caer en uno de los asientos que se encontraban enfrente.-Seguro que esta es su primera visita a la dirección ¿a que si?
Cynthia por su parte, ya no quería seguir cayendo en el juego de semejante estúpido; era preferible hacer como si nadie estuviese hablando, era lo mejor que podía hacer, claro si es que no quería valerse de otra detención solo por permitirse caer en los juegos infantiles de John Lennon.
Las cosas que caracterizaban a John eran precisamente la perseverancia, era demasiado perseverante estaba dispuesto a esperar, esperar y esperar cuantas veces fuese necesario, dejó probar esa teoría con Marie, hasta que la hizo caer, sabía a ciencia cierta que Powell sería difícil pero nada en esta vida era imposible.
Una sonrisa se pintó en los delgados y rosados labios de John; esa tonta ahora estaba siendo malcriada todo gracias a los mimos de  Paul, pero en cuanto le llegara su momento de  estar con él, estaba cien por ciento seguro que sería otra cosa.
De momento ya no la molestaría, no le convenía que ella volviera a enojarse y entonces…. Se armara la de dios es Cristo, dejaría las cosas por la paz, trataría de cambiar el tema y charlar hasta de lo lindo que estaba el día el caso era hacerla abrir esa maldita bocaza.
-Hace un lindo día afuera.-John hojeaba un libro con poco interés al momento de hacer la pregunta.-
Cynthia dejó de mala gana el libro que leía, cerrándolo de golpe y guardándolo en su maletín.
-¿Por lo visto tú nunca te cansas de ser molesto verdad?-John se encogió de hombros sonriendo de manera cínica.-¡Eres insoportable idiota!
Cynthia estaba más que pinta para darle su merecida bofetada, John aprovechando que Becky desde hacía rato no estaba, aprovecho para tomarle los brazos y estamparla en la pared, estaba cansándose de esa tonta con aires de grandeza porque no empezar a amansarla de una vez.
-¡Suéltame!-Cynthia movía fuertemente los brazos para tratar de escapar de John, era imposible, no podía.-¡Que me dejes!
John con el brazo derecho logró coger la cabellera rubia de Cynthia intentando acercar su cabeza a su cara, bueno no era mal momento para darle a Cyn ‘’su regalo de cumpleaños’’ aunque atrasado claro estaba, pero en fin lo que contaba era la intención.
Estuvo a nada de besarla de no haberse topado con sus ojos, eran hermosamente azules, pero tenían un azul raro, casi, casi como el color del agua aun así, no dejaban de parecerle hermosos aunque de ellos solo saliera furia hacia a él. Se quedó quieto y ella también dejó de forcejear, algo extraño pasaba entre esos dos, nadie dijo nada, no se escuchó ni el zumbido de una mosca, todo estaba perfectamente en silencio, John seguía concentrado en los ojos de Cynthia estaba seguro que chicas con ojos azules las tuvo por montones, pero no con ese color tan extraño y raramente peculiar.
El pequeño momento de hipnotización desapareció pronto con la llegada del profesor Churchill junto con el director, ambos al entrar vieron como John miraba a Cynthia, no de forma lasciva era más bien como si el señor Lennon tuviese entre sus manos algún objeto preciado y sus ojos no se desapartasen de ello, de pronto el director Cohen recordó que los de la facultad de arte dramático tenían una obra de Shakespeare encima; para ser preciso Romeo y Julieta, estaban teniendo problemas con el casting; quizás consideró que John Lennon y Cynthia Powell serian los protagonistas perfectos, claro si es que no querían perder la semana de exámenes, bien podía hacerles el favor de calificarles a ambos con esa obra.
-Creo que basta de miradas por el momento señor Lennon.-John se despabiló dejando a Powell totalmente en libertad.-Necesito hablar con ustedes, espero que quieran cooperar o de lo contrario reprobaran todas sus materias para esta unidad.
Cynthia puso cara de horror ¡reprobar todas las materias! Era injusto, todo culpa de John Lennon. Si para Cynthia era algo horrible, para John era como si le hubiesen dicho que tenía una mosca en la nariz, poco le importaban la escuela y el tener una carrera, a él le gustaba la música, se dedicaría a hacerla ano a trabajar para alguien más; no estaba en su naturaleza el recibir órdenes de otro idiota peor que él.
Sin embargo comprendió que tenía que escuchar, Mimi no dejaba de atosigarlo con que sacara calificaciones decentes.
-Bien, como sabrán los de Arte Dramático están trabajando en Romeo y Julieta…
-¿Y a mí que mierdas me importa?
Cynthia volteó a verlo espantada ¡que horrible John no conocía de modales! Ese tipo merecía vivir en tiempos de las cavernas.
-Cállese señor Lennon.-Acotó Cohen con firmeza, John solo se siguió burlando, al director ya no le importó.-Como les decía, están trabajando en una obra de teatro, para ser exacto Romeo y Julieta.
-¿Pero nosotros que tenemos que ver señor?-Cuestionó Cynthia tratando de ser educada.
El señor Cohen sonrió, esa era la cuestión de primera estaba seguro que ambos pondrían el grito en el cielo, bien sabía que no se llevaban pero era actuar juntos como protagonistas; o repetir el año en ellos estaba decidir.
-La cuestión es la siguiente señorita Powell, están teniendo ciertas dificultades para conseguir a los protagonistas, están listos todos los personajes, desde Capuletos hasta Montescos; faltan sin embargo las velitas del pastel o sea Romeo y Julieta.
Cynthia tragó saliva pesadamente, estaba empezando a comprender el mensaje subliminal que le mandaba el señor Cohen; el problema es que ella no estaba dispuesta hacer un protagónico con Lennon.
-Iré al grano de una vez chicos, necesito que ustedes protagonicen esa obra, o de lo contrario reprueban el semestre.
Cynthia y John abrieron la boca totalmente sorprendidos, esa amenaza los dejó sin defensa ni que decir, estaban como quien decía prácticamente obligados a actuar juntos y lo que era peor para Cynthia, tendría que fingir en un maldito escenario que estaba enamorada de él.
-¿Entonces?-El señor Cohen prosiguió.-¿Qué me dicen señor Lennon? Están dispuestos a cooperar, o les aviso a sus profesores para que automáticamente les reprueben.
-¡No!-Cohen se regocijó al escuchar a Cynthia tan exaltada.-Al menos yo si estoy dispuesta a cooperar.
-Me parece formidable señorita Powell ¿Y usted señor Lennon?
-si no queda de otra.-Argumentó John sin mucho interés, a decir verdad poco le importaba si reprobaba o no, la maldita escuela era para él un asco.
-Bien, acudirán mañana con la señora Onei San, ella es la principal organizadora del evento y les dirá que hacer. Nos vemos luego, pueden retirarse.
Cynthia fue la primera en salir, con esa noticia no le quedaron ganas de seguir en el colegio por lo que consideró prudente volver a casa y no regresar hasta la tarde, a fin de cuentas, tenia clases en horario mixto; quizás ya para esas horas podría considerarse en mejor estado que en esos momentos.
John por su parte prefirió ir al Cavern, ahora si estaba metido en un problema de los grandes, no sabía ni como coño se actuaba, había visto algunas películas de talla romántica pero nunca como Romeo y Julieta, estaba seguro que en cuanto se lo dijese a los demás estallarían de la risa; en especial al cabron de Peter Shotton a quien no veía desde hace dias y tenia especiales ganas de platicar con él. Antes tenía que ir al Caverna, en su camino se topó con Stuart, lo consideró bueno ya que no queria irse solo.
-¿Y ahora tu que tienes?
John se quedó callado, apuró a terminar el cigarro que llevaba en la boca, solo que hasta eso le fastidió, mejor prefirió quitárselo y lanzarlo por el puente.
-Problemas.-Dijo a modo seco,
Stuart no pensaba quedarse callado, por lo que quiso seguir insistiendo.
-Con cierta señorita de lindos ojos azules.-Stuart parpadeó los ojos de manera femenina, hecho que hizo reír a John.-¿Y que con ella esta vez?
John se sentía avergonzado, no queria decirle que saldría de ‘’Romeo’’ en la obra de teatro escolar, sin embargo si no lo decía seria como tragarse toda la rabia que sentía en esos momentos.
-¿Algunas vez has actuado Stu?
-Para nada.-Stuart arrugó el entrecejo-¿Por qué?
-¿Quién creees que personificara a Romeo en la obra que están haciendo los cabrones de arte dramático?
Stuart se encogió de hombros, no entendía a John hasta que…la risa no se hizo esperar, no podría aguantar hasta ese día, necesitaba cuando menos ver a Lennon ensayando, haciéndola de caballero galante enmarado de su bella dama. Solo que habría que preguntar ¿Quién era la bella dama?
-Supongo entonces que Julieta será…
-Supones bien Sutcliffe.-Acotó Lennon de mal humor-Es lo más ridículo que he hecho diré palabras de amor enfrente de todos, maldita escuela.
Stuart mientras John renegaba de su suerte se puso a maquinar, esa obra era la excusa perfecta para ganarle a Paul, solo que John cuando se enojaba se le cerraba el cerebro y se volvía un cabezota de lo peor, lo que le originaba el no pensar, si Cynthia seria Julieta entonces lo único que John tenía que hacer era hacer las cosas más naturales de lo que aprecian, es decir no actuarlas sino sentirlas y expresarlas para ver si así Cynthia caía. Era cosa fácil lamentablemente, Lennon hacia todo difícil.
-¡Pedazo no ves que es tu oportunidad para que se la quites a Paul!
 Stuart zarandeó a John desesperado, John le dedicó un par de miradas extrañas era ilógico se supone que el interesado debería ser él; no Stuart. Quien al parecer era el más interesado en que le quitase la novia a Paul; aunque también debía admitir que aunque no lo admitiese ni uno ni otro entre Paul y Stuart había una pequeña rivalidad, y Stuart veía en John su motivo de venganza, pero obviamente John no iba a dejarse manipular por Sutcliffe él nada tenía que ver con los problemas que se cargaba con Paul.
-Una cosa si te voy a decir Stu.-John se puso serio, también consideraba amigo a Paul y no iba a darle la puñalada por detrás, quería jugar limpio como estaba seguro, jugaba Paul.-Pienso hacer las cosas a mi manera; así que te pediré que no me presiones, quiero a Powell para mí, pero yo sabré cuando empezar.
-¿Cuándo Paul ya te la haya ganado?-Stuart arqueó una ceja al tiempo que se recargaba en el muro de las escaleras.
-Será cuando yo lo decida, Stu, he dicho.-A John el tema estaba poniéndole nervioso, mejor prefirió cambiarlo.-¿No te apetece ir al Caverna? Quisiera ensayar un poco par ale show de esta noche.
Stuart se encogió de hombros, por el momento sus clases estaban terminadas, no tenía nada mejor que hacer.
-Bueno, te acepto la invitación.
®®®®
Cynthia llegó a casa completamente derrotada, se bajó del taxi pagando las veinticinco libras, a continuación tocó el timbre, el jardinero fue quien abrió la puerta haciéndose a un lado para dejarla pasar.
-¿Regresa tan rápido señorita?
Cynthia sonrió.
-Sí, digamos que hoy no fue mi día Giuseppe. Volveré para la tarde.
-La señorita debería tomar uno de los coches, ya sabe que a su madre no le gusta que viaje en taxis.
Cynthia rodó los ojos, ya tenía diecisiete años, todavía no entendía porque es que su madre le sobreprotegía tanto, además ya tenía al edad de cuidarse sola.
-¿Esta ella en casa?
-No señorita, ha salido a hacer unas compras, con eso de que su hermano llega hoy de Londres, tiene a todo mundo bastante ocupado con lo de la fiesta que piensa dar.
-Gracias por el dato Giuseppe, iré adentro a ver en que puedo ayudar.
Cynthia se despidió de Giuseppe; caminando directamente hacia la casa, al entrar se topo con todo un movimiento de gente, flores por aquí y por allá del techo colgaban adornos, músicos ensayando, incluso el tocadiscos que le trajo su hermano estaba siendo ocupado, las sirvientas se apresuraban con la limpieza de la casa… ¡uf! Todo un mar de manos trabajando duro para la fiesta de en la noche, se dio un paso por las cocinas, bueno ni hablar los de la sala no estaban tan estresados, su madre se dio a la tarea de contratar a un chef americano que daba órdenes en alemán a sus alumnos, los cuales picaban, batían, freían, horneaban un sinfín de platillos, a Cynthia ver todo eso le despertó el apetito, por lo que se dispuso entrar a la que era su cocina por un par de manzanas las cuales echó en su bolso para subir a su habitación, solo que no se sospechaba que al llegar estaría ahí dentro un par de estilistas, quienes no esperaron a que terminara de entrar para cogerla de los brazos metiéndola dentro.
-Pero…-Cynthia intentaba por todos los medios salvarse de eso, su madre estaba gastando horrores, ella pensó que sería una fiesta sencilla; mas lo que veían sus ojos le dejaban ver otra cosa.
-Su madre quiere que quede preciosa para la noche.-Cynthia miró de reojo a una mujer algo mayor que se acercaba a ella con un portafolios y una secadora en mano.-Y como mi trabajo es hermosear, eso haré justamente, así que linda ponte cómoda, lee esta revista y ¡manos a la obra!









martes, 1 de octubre de 2013

Veneno

Lunes, al fin llegaba el bandito Lunes; John se levantó como todo el tiempo sin ánimos de nada, mucho menos de escuchar a los estúpidos de la academia de arte, ¡eran Igual que en Clardestons School! Solo que se las daban de estúpidos intelectuales, aunque tampoco se quejaba; los profesores no eran tan estrictos y al menos podía alcanzar de un siete a un ocho punto cinco de promedio.
Antes de levantarse se quedó seimsentado dedicándose a ver por la ventana, las calles a esa hora estaba netamente vacías, comenzaban a llenarse a eso de las siete en adelante; eran las seis y media de la mañana por lo que todavía estaban prendidos los focos públicos, el que estaba en frente de su habitación no funcionaba,  la luz era un poco tenue, se iba y venía a cada cinco minutos.
Después recordó nuevamente a Cynthia Powell, no quería hacerlo pero su subconsciente así le ordenaba y cada vez que pensaba en ella, lo hacía también en McCartney ¿Qué tanto habría logrado Paul con Cynthia el domingo? ¿Le habría besado? ¿Se adelantó y le propuso que fuesen novios? Era lo más normal, Paul y Cynthia se conocían desde hacía algunos meses, estaba por demás admitir que McCartney jugase chueco y le hiciese alguna mala partida. Aunque después se detenía a pensar con mejor claridad, no Paul no era de esos cobardes que daban una pedrada siempre adelante. Si algo le reconocía a Paul es que era ante todo un tipo que ponía las amistades antes, por lo que podría despreocuparse.
Por ese lado, ambos jugarían al parejo, la primer opción obviamente no la descartaba y eso hacía que la sangre le hirviese por dentro, pues mientras Powell a él no le daba cuartel, a Paul se notaba que le tenía bastante confianza dado que veía como le esperaba en la universidad terminadas las clases.
Cynthia era de la edad de Paul o sea dos años menor que él, eso no era impedimento para Lennon; gustaba tenerlas de todas las edades, si en algo se distinguía era en que no hacía discriminaciones con ninguna.
Mimí le esperaba en la cocina con un desayuno que consistía en huevos revueltos, fruta picada y jugo de naranja, era demasiado pero para el apetito que Lennon tenía llegadas las doce del día; todo esa abundante desayuno rico en proteínas se volvía poca cosa, entonces era sustituido por un par de emparedados de jamón con queso crema. Los cuales  Mimí tenía buen cuidado de colocar en un departamento aparte en su mochila.
John se sentó a la mesa abriendo el periódico, escupió el primer bocado que se llevó a la boca, en la primer sección que era la de sociales aparecían Cynthia y Paul dándose semejante pico; enfrente del pastel todos los de atrás aplaudían.
-¡Mierda!
John dejó a un lado el periódico junto con el tenedor, ver eso a primeras horas de la mañana le dejó sin hambre, cogió pues su mochila y la guitarra que le regaló su madre. Se hubiera largado de esa casa si no hubiese escuchado la ‘’melodiosa’’ voz de Mimí gritarle desde la cocina:
-¡A donde crees que vas John!
John se volvió enfadado, lo del periódico le cambió rotundamente el buen humor con el que amaneció, por uno relativamente pesado.
 -¡Pues a donde más crees que voy Mimí!-John no tenía muchas ganas de dar explicaciones.-¡A la jodida escuela!
Sin más salió de casa azotando la puerta tras de sí, buscó en su chaqueta de piel; negra un cigarrillo, por suerte, los que compró la tarde del domingo con Stuart todavía no se acababan, antes de salir encendió uno y emprendió la caminata hacia la escuela de arte.
®®®®
Cynthia se despidió de su madre dándole el acostumbrado beso en la mejilla.
-¡No olvides llegar temprano, recuerda que Tony regresa hoy de Londres!
Cynthia solamente asintió con la cabeza, mejor regalo no pudo tener que enterarse de que Tony, tenía una semana libre otorgada por la escuela militar para ir a Liverpool, todo por motivo de su cumpleaños. Le hubiese encantado tenerlo con ella el mero día, pero fue completamente imposible.
Tony hacía el servicio militar, fungiendo como guardia en Kengisnton por lo que debía quedarse todo el domingo hasta el lunes en la tarde, aún así estaba contenta con tener a su hermano en casa. No porque fuese su hermano mayor, sino porque a raíz del deceso de su padre Tony era; quien le consentía todos sus caprichos. A parte de que otro motivo de su contento era el tocadiscos nuevo que le llegó de Londres, como regalo retrasado de su hermano, en realidad no es que necesitase uno, pero se escuchaba de maravilla.
Paul le esperaba afuera de su casa como todas las mañanas, Cada quien iba a escuelas distintas pero tomaban el mismo auto bus por lo que no había ningún problema.
Apenas salió de su casa le recibió con un abrazo y un beso en la mejilla:
-Buenos días ¿Puedo saber el porqué de tanta alegría?
Cynthia dudó en decirle un poco a Paul sobre Tony, pero considerando el hecho de que probablemente Paulie sería más pronto de lo que ella esperaba como algo más que un amigo, estaba dispuesta a decírselo.
-Mi hermano.-Cynthia sin sospechárselo ya tomaba la mano de Paul, este sintió un escalofrío recorrerle la espalda.-Tony regresa hoy de Londres, estará una semana aquí, ya sabes por lo de mi cumpleaños.
Paul se quedó callado, Cynthia seguía cogida de su mano, no es que le desagradara al contrario; sin embargo pensaba que las cosas estaban yendo demasiado a prisa para su gusto.
-Mamá quiere hacer una fiesta privada.-Cynthia continuaba con su relato.-Esta noche, invitará solamente miembros de la familia de Blackpool, y unas cuantas amistades de aquí, por cierto que estas invitado.
-Gracias. –Paul se rascó la cabeza, era otro chance más para granjearse a Cyn. Solo que consideraba el hecho de que John debería hacer algo por su cuenta antes que se le ocurriese reclamar.-Vendré en la noche.
-Eso espero, no me gustaría estar sola.
Ambos se echaron a reír con el último comentario de Cynthia, luego siguieron en silencio su camino.
®®®®
John llegó al aula de la clase de boceto hecho una fiera, dejó con furia su maletín sobre el pupitre sin fijarse siquiera que en la misma instancia se encontraba Marie la ‘’mejor’’ amiga se Cynthia, esta no perdió chance para seguir jugándose su suerte con Lennon.
-Hola John.-Deslizó sus manos alrededor del pecho de John por debajo de la camisa, con lo que no contaba, es con que Lennon no estuviese de humor para soportar a nadie.-Uy que genio traemos, a que viste los periódicos ¿no?
John que estaba de frente hacia la pizarra se volvió enfadado hacia Marie, solo porque no quería perder sus galas de caballero cuando intentaba conquistarla.
-Mira linda.-John tomó fuertemente su barbilla.-No estoy de humor para tus sarcasmos Marie.
John se dio la media vuelta, quedando nuevamente en la posición donde estaba antes, solo que Marie no se quedó conforme, estaba segura que John había visto los periódicos de la mañana donde la tonta de Cynthia salía dándose besos con Paul; lo que más le causaba regocijo era saber que probablemente Lennon estaría con el culo ardiendo después de haberlas visto.
-¿Qué se siente John?-John se volvió hacia ella con el rostro nuevamente desencajado, estaba colmándolo.-¿No es grato saber cuando alguien te manda al demonio de buenas a primeras verdad?
John dejó escapar una carcajada, era obvio que Marie estaba celosa de Cynthia o al menos eso es lo que sus palabras con algo de veneno le hicieron pensar; en parte admitía que Marie aún con todo y lo patética que era tenía razón, en otros tiempos era él quien las mandaba al demonio con la mano en la cintura argumentando que ya no eran suficientes. Sin embargo Powell…esa Powell le estaba causando miles de dolores de cabeza.
Pero tenía el buen cuidado de no darlo a notar, siempre que podía se daba el lujo de pasar el rato con las otras a fin de cuentas eran muchas.
-¿A caso habla la voz de la experiencia Marie?-¡Bingo! Golpe de vuelto, eso le enseñaría a esa perra a no pasarse de lista con él.-Digo, me parece que yo te hice lo mismo cuando me fijé en Powell.
Marie se quedó callada, solo porque la lengua se le trabó con las últimas palabras de John. Pero la turbación pasó rápido lo que le dio chance de defenderse aunque fuese un poco.
-Puede que sí.-Marie se puso a caminar por las filas, terminó cansándose y se sentó en uno de los pupitres que estaban cerca de John.-¿Pero no me has dicho todavía que se siente?
John se encogió de hombros.
-Pues ni bien, pero tampoco mal, es decir siempre hay una primera vez, pero te aseguro que tu amiguita va a caer.
-¿Eso crees?-Espetó Marie entre juguetona y burlesca.-McCartney también anda detras.
-Eso ya lo sé.
Marie se volvió hacia John sorprendida, ¿Qué diablos quería decir con eso? O…¡Vaya ,vaya! Así que Lennon y McCartney se peleaban a Cynthia, pobre par de tontos peleándose por alguien que a su gusto era insignificante.
Por su parte John solo miraba a Marie con una gran sonrisa en el rostro, estaba seguro que eso acabó por molerla, al menos le quitaría esos aires de abeja reina que se cargaba aunque también comprendía que a raíz de ello le estaba echando a Powell encima, no le importaba solo con hacerla sentir una pulga le hacía feliz.
-¿Qué pasa Marie?-John ahora era quien le rondaba escondiendo su nariz entre su negra y espesa cabellera.- ¿Te han comido la lengua los ratones?
Marie hubiese contestado, estaba en ese punto enfurecida, nadie se atrevía a hablarle en ese tono, solamente John Lennon podía hacerlo pero porque ella sabía que ambos eran igual, apenas abrió la boca el aula comenzó a llenarse de alumnos, y ella tuvo que tragarse una vez más sus palabras dejando tras de sí a un Lennon felizmente victorioso.