Conociéndolo
Escuela de arte, Liverpool 1958
No le gustaban sus miradas, había
algo en ellas que le hacía estremecer de pies a cabeza sin poder evitarlo lo
que siempre ocasionaba que se sintiera tonta más de una vez, tampoco era que el
fuese demasiado atractivo, a decir verdad tenía el físico algo descuidado pero
era su peculiar buen humor lo que le hacía resaltar de los demás y lo que le
permitía conquistar a cuanta cara bonita se le pusiese enfrente sin importarle
si eran rubias o morenas.
Siempre optaba por cambiarles el
nombre por cualquier apodo barato que se le viniese a la mente, eran demasiadas
chicas para que su memoria pudiese recordarlas a todas; y él tan solicitado
como para pertenecer a solamente una. Ella sabía todo eso acerca de él, de John
Wintson Lennon, no era precisamente el príncipe azul que soñaban todas, era la
especie de rockero rudo que se contentaba con una buena dosis de alcohol, una
buena composición a guitarra, música de rock and roll y se convertiría en el
centro de atención de todo Liverpool. Y también en el de ella. Aunque le
gustara negarlo en frente de sus amigas, John le atraía y bastante.
La clase duró quince minutos más, el
profesor como siempre les atiborró de tarea, para muchos ellas eran un
constante problema con el que tenían que lidiar día con día en su tarea de
estudiantes. Pero para Cynthia Powell no, estaba conforme con lo que hacía, le
gustaba hacerlo y los disfrutaba, se dio cuenta de que el arte era
definitivamente lo suyo cuando en una visita a Paris vio como un pintor
callejero plasmaba la cuadra por la que caminaba en un oleo, desde entonces su
pasión por el arte se hizo presente hasta decidir hacerlo parte de su vida
diaria, de vivir con él y vivir de él.
Guardó sus cuadernos perezosamente en
ese maletín de cuero café que solía llevar todos los días, en su
entretenimiento no se dio cuenta que el también se había quedado en el salón.
Estaba parado a un lado de la puerta mirándola casi felinamente.
Prefirió ignorarlo…sí, eso sería lo
ideal, ignorar a John Lennon, hacerle bajar de esa nube en que andaba y ¿Por
qué no? Demostrarle que con ella sus dotes de Casanova no pintaban muy bien.
Intentó caminar segura, conforme mas se acercaba a la puerta, mas veía la
sonrisa de Lennon enancharse más crecían sus nervios y las piernas las sentía
como un par de gelatinas, la poca seguridad de la que logró hacerse se fue al
caño en cuestión de segundos.
Era el tiempo de John, él se acercó a
ella con el paso más lento que puedo hacer, caminó durante unos minutos a su
alrededor como un cazador y finalmente la acorralo entre la esquina del
escritorio y su cuerpo con sus miopes aun puestos firmemente en ella…o más bien
en sus senos que se asomaban ligeramente a través del pequeño escote de su
blusa. Cynthia puso sus manos en lo que
era el blanco de las miradas de Lennon.
El silencio siguió reinando en
aquella aula unos segundos más hasta que una carcajada proveniente del mismo
John le hizo interrupción.
-¡Vamos tampoco me mires como su
fuese el roba chicos!-John atrajo a Cynthia hacia sí, tomándola con cierta
violencia de los brazos.-O mejor dicho, el roba chicas.
Fue un poco brusco con sus
movimientos, estaba apretándola fuerte mientras la estrechaba contra su pecho,
Cynthia no sabía que hacer, en esos momentos sentía la lengua atada al paladar.
-¿A que te gusto no?-Lennon siguió
con su charla carente de sentido para la misma Cynthia que no dejaba de ver a
Lennon sin parpadear, Lennon rozó sus labios con los de Cynthia, ella en ese
momento pensó que sus piernas iban a fallarle, por fortuna tenía la suerte de
que Lennon la tuviese bien cogida de las caderas.-Si no fuera así…
-Si no fuera así no estaría callada.-
Cynthia logró zafarse de los brazos de John.-
Lennon se burló de ella otra vez,
riéndose estrepitosamente como acostumbraba, ella sin embargo no lo tomó en
serio.
-¿Eres Cynthia no? Yo soy bueno, ya
me conoces John, solo que quería hablar contigo a solas, como vez eres de mi
agrado.
Cynthia comenzaba a ponerse inquieta,
Lennon estaba siendo demasiado directo y precisamente las cosas tan directas no
eran lo suyo. Le gustaba que le llegaran poco a poco, con tiento siempre con
cosas románticas , nada de rudezas; como
lo estaba haciendo Lennon en ese preciso momento.
Lennon frunció el ceño, pudo
comprender que Cynthia era de las niñitas cursis que les gustaban los
romanticismos y cosas así, No perdió el tiempo pensó que lo mejor sería que
pusiera las cosas claras con ella, al menos sabría a que atenerse.
-Se que eres de las que les gustan
las cosas cursis, pero lo romántico no va conmigo nena.-John la alcanzó justo
cuando estaba a nada de salir del aula.
Esta vez Cynthia se decidió a dejar
de ser cobarde por una vez en su vida y hablarle claro a ese patán andante, decirle
que se dejara de estupideces; que la dejara en paz, y que se buscara otro
prospecto de conquista, ella podría parecer insegura pero al menos de algo
estaba orgullosa: no era tonta.
-¿Podrías decirme una cosa? ¿Qué te
hace saber que me gustas? La verdad es que no, no me gusta ni tu aspecto físico
ni tu modo, en absoluto no me llamas la
atención, no soy como las tontas que haces reír con tus chistecitos estúpidos.
En pocas palabras para acabarte rápido el cuento soy todo lo opuesto a ti.
Cynthia salió del aula dejando a un
John Lennon totalmente boquiabierto, ¡demonios jamás pensó que en el fondo
tuviera carácter! Siempre la veía tan tímida mientras la penetraba con sus
ojos, le gustaba ver como se hacía pequeña en su butaca mientras perdía su
mirada por los ventanales del salón. Mas lo de ese día había sido una sorpresa,
no sabía si mala o buena, pero una sorpresa a fin de cuentas.
Salió de la academia rumbo al bar
donde se encontraba con Paul y Stuart, necesitaba contarles lo del día, lo de
ayer, quizás hasta lo que haría mañana.
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